Es tan perfecta. En su perfección es perfecta y en su imperfección también. Su par de ojos castaños son tan perfectamente desiguales que cada uno sabe una historia que complementa la del otro. Han percibido de maneras tan distintas el horizonte que, uno ve un árbol y el otro sólo lo ve de reojo, pues el espacio que ocupa su pequeña nariz les impide complicidad en lo que observan.
Sus labios, los hermosos labios que amo besar, los labios que añoro tocar con la punta de mi lengua enamorada son todos los días diferentes. Un día son suaves y carnosos y al otro día, sin decirme nada, se vuelven suaves y carnosos y al día que le sigue, invariablemente cambian y se vuelven suaves y carnosos. Como si desearan que adivinase su posible transformación. Siempre suaves y siempre carnosos y a la vez, tan nuevos, tan suaves y carnosos como jamás lo habían sido. Sus labios cambian de un día a otro y, aunque pareciera que he repetido la frase muchas veces, la verdad es que jamás sus labios son como lo fueron el día anterior, jamás sus labios son iguales a los del beso anterior siquiera. A cada instante se renuevan ante mis ojos, ante mis labios, ante mis deseos...
No sé si el mundo lo sepa, pero tiene más de mil manos. Unas las ocupa para jugar con su hijo- perro, otras las usa para comer, otras más las usa para escribir en la computadora... Y ni hablar de las manos que usa para tocar mi rostro o aquellas otras que utiliza para acariciar mi espalda. Cada par de manos tiene un uso exclusivo, un tacto distinto. Es difícil pensar que se pueden amar las mil manos que tiene, pero las amo a todas por igual, porque cada par tiene habilidades distintas, cada cual tiene un poder distinto. Porque si me tocara con las manos con las que juega con su hijo- perro, seguro serían cariñosas, pero no tan cariñosas como aquellas que hacen que mi espalda se arquee y mi piel se erice.
Tal vez jamás se ha dado cuenta el mundo de la colección de voces que tiene y las ocupa todas. Desde la despreocupada hasta la melosa, pasando por la cariñosa o la fraternal. Tiene mil voces, mil tonos distintos y miles de colores para conjugarlos. Sus voces cambian como cambia la vida a cada segundo y sin duda, amo cada una de sus voces, sus entonaciones y sus colores.
Amo cada parte finita de su ser y amo lo que es y lo que no es. Amo su pálida piel y amo también la sonrisa de margarita que tiene. Amo su mirada y sus doscientos años alrededor del sol. Amo sus esfuerzos por terminar la tesis y amo también su amor por las aves... Amo lo que es y lo que no es. Porque sé que no tiene una sonrisa de margarita, ni doscientos años alrededor del sol y mucho menos, ama las aves, pero la amo por ser aquello que no es... pero sobre todo, la amo por ser quien es.