L' anima sparita

L' anima sparita

domingo, 28 de agosto de 2011

Corazón fugaz

Estoy en la balanza que pesa lo que es y lo que podría ser; la certeza de lo que soy y lo que eres con la incertidumbre de lo que seremos. Aún siento tus besos rozando mis labios, aún siento entre mis cabellos, tus dedos ensortijándolos. Aún veo tu mirada cristalina en el espacio, en el tiempo que me recubre en mi alcoba a media luz.

Mi corazón palpita al ritmo de la respiración que traen hasta mí, mis recuerdos; mis manos aún danzan sobre tu fantasmal cuerpo, sobre la imagen que guardo de tí en un cofre que abro cuando la noche es muy fría o cuando me siento muy sola. Aún tengo entre los dedos el perfume de tu piel. Tal vez sólo sea otro recuerdo.

De nuevo maldigo a mi memoria, porque tiende a desarmarme por completo cuando vienes a mí, desnuda de mente, semivestido tu cuerpo, cuando tu recuerdo se hace tan palpable, tan besable, tan audible, tan entrañable. De nuevo, sonrío y entre sonrisas lloro, porque te recuerdo mía, pero te sé lejana, aunque no ajena.

Escucho esa conversación que alguna vez tuvimos, aquella donde tu respuesta fue un largo beso y una mirada enternecida y un "eso no sucederá". Recuerdo haberte dicho "temo que un día, en ese juego inocente donde dices te amo y yo te contesto yo te amo más, termines por darme la razón...".

Hoy sólo puedo confiar en esa promesa que bailó en tus labios y se filtró en los míos, esa promesa que me dictaron tus ojos, la promesa que decía tu alma en esa voz que aún me despierta en las noches, susurrando mi nombre de la misma forma en la que el viento lo hace con el tuyo.

sábado, 27 de agosto de 2011

2. De las confusiones y confesiones

Aquí estoy, una noche más deseando no sentirme tan miserable como muchas lunas me he sentido ya. ¿La razón? Las respuestas pueden ser todas o ninguna; las respuestas sólo están en mi mente dando vueltas, revoloteando como mariposas frente a la red del cazador. No, no puedo atrapar ni una y estoy agotada de tanto correr tras ellas... aunque no por ello signifique que pretenda irme con la red vacía... al menos necesito una de esas aladas y escurridizas respuestas que escapan de mi red, de mi entendimiento.

Quizás por miedo a seguir cayendo, quizás por cobardía o por conveniencia, decidí aferrarme a una mentira que me resultó, si no buena, al menos sí creíble, al menos sí sensata y lógica. Sé que no fue lo mejor... ¡vaya que lo sé! pero era lo mejor que podía hacer con la mente tribulada y con el corazón hecho añicos. Era la mejor mentira que pudieran haberme dicho porque la creí, porque sentí alivio en esa frase, aunque también mucho dolor. Fue morfina para mi mente, para mi corazón y mi alma. Descansé después de mucho dolor, logré una falsa paz que no había logrado con la verdad... Pero toda droga se acaba y así mismo se acabó la mía cuando llegó galopando la verdad hasta mí sin poder frenarse mas que con mi ser que se encontraba frente de sí.

La verdad no tuvo frenos como no tuvieron frenos mis pensamientos una vez recibida la mentira. La verdad llegó de tus manos, de tus pensamientos, de tus razones y tu experiencia. Me confundí. Y no porque no lo creyera. No. Sino porque dejar atrás una mentira que me sabía a gloria la cambiaba por un futuro que me sabría aún mejor, pero que en el presente sabe más bien a incertidumbre... El sabor del cual me había hartado y que, a decir verdad, aún no me convence del todo... Tal vez a todo se acostumbre uno, pero ya no quiero comer más incertidumbre, su sabor es dulce y amargo y salado... Y picante... algo así como un café con azúcar, piquín y sal.

No dudo de tí ni del amor que te tengo, eso siempre ha sido cierto. Sólo sigo con la misma duda de siempre rondándome la mente... esa duda que me carcome las entrañas y pareciera darse un festín con ellas. Bien sabes que te amo y desearía que regresaras... Aún espero... Ahí viene otra cucharada de incertidumbre hacia mi boca. Espero no ensuciarme la playera, porque sé que es difícil quitar las manchas de ésta en la ropa.

Te amo y eso no ha cambiado...