L' anima sparita

L' anima sparita

jueves, 26 de junio de 2014

Carta del después

La curiosidad mató al gato, y con él, se murió mi confianza. Mi confianza en los demás, mi confianza en la vida, mi confianza en mí.
Sé qué es lo que hicimos mal, porque fue de ambas partes el error. Sé que aunque busque excusas, haga preguntas y formule respuestas, en este instante no hay nada que se pueda hacer. Sólo sé que necesito que pase el tiempo, no sé si para dejarte ir o para que tu ausencia no me mate, si es para aprender a ser feliz o para planear mi muerte.
Hay un sinnúmero de posibilidades, un sin fin de proyectos por lograr y sé que justo por eso necesito tiempo. Tiempo para pensar, tiempo para creer, tiempo para levantarme y para regresar a mi felicidad que tan abandonada tengo desde hace un tiempo.
Si he de sincerarme aquí y ahora, nunca dejé de amarte, puesto que eres todo lo que alguna vez busqué. No te pido que te quedes porque estoy segura que pedirlo sólo avivará la esperanza que muchos me han dicho, debería dejar morir. Sin embargo, creo total y absolutamente en la posibilidad de estar mejor, ¿cómo? No sé, no sé si a tu lado como pareja o a tu lado como amiga o sin ti totalmente. No sé si serás feliz sin mí, si por fin podrás arreglarte el alma y el corazón que llegué a destrozar más, sin embargo, mi bestia, quiero que sepas que hoy lucho por un posible "nosotras" del futuro, incluso si en un tiempo veo que eso se deslava y no llega a concretarse jamás, pero sobre todo, quiero mejorar para mí. Aprender a no ser una carga, aprender a no lastimar, a no juzgar, a decidir sabiamente.
Nadie quiere promesas de político y sé que eso parecen. No. Hoy ya me cansé de toda promesa sin cumplir, tanto mía como del mundo. Quiero mejorar, realmente lo quiero... Realmente te quiero y quiero que estés bien, conmigo o sin mí, pero que seas feliz, que logres tus sueños, que alcances tus metas, que vivas tu vida, que cruces fronteras y venzas tus miedos.
Eso quiero para ti y es sencillo que lo quiera, lo quiero porque te quiero, porque te amo con el alma y la vida entera y porque sé que alguien tan valioso, tan lleno de amor y de vida merece ser feliz. Porque sé que alguien con tanto por darle al mundo y tan dispuesto a hacerlo, sólo merece cosas buenas.
Perdóname por herirte tanto, por dejar que me cargaras en tu espalda, por no saber escucharte y por dejar de pensar en las dos. No quise llegar a ese punto y no sé realmente en qué momento sucedió, sólo sé que me arrepiento en demasía (incluso cuando digo que el arrepentimiento es pendejo, contigo nunca lo será).
Espero algún día puedas perdonarme y espero algún día poder perdonarme también. Espero que pronto nos entendamos y nos encontremos en el camino como "lo que sea" que seamos, pero encontrarnos y querernos con buena gana, con buen agrado, con sinceridad y sin secretos.
Puede ser que pido demasiado, pero ese demasiado es suficiente y lo merezco o, al menos, quiero convencerme de que lo merezco. Creo también que merezco ser feliz, aunque no sea la mejor persona del mundo, sé que lo merezco, sé que merezco perdón y cariño porque soy humana y cometo errores. Muchos graves, otros no tanto, pero lo merezco, al igual que tú.
No olvides que estoy contigo siempre, siempre. No importando la hora, el día, el lugar, la circunstancia. Siempre estoy contigo porque te quiero, porque aunque no soy constante con mis amistades, contigo quiero hacer una excepción, una que realmente valga la pena porque dos años y medio no se tiran por la borda en un pestañeo.
Te amo, eso no cambia ni cambiará jamás, te agradezco todos y cada uno de los momentos a tu lado, tanto buenos como malos. Aprendí mucho de mí, mucho de ti, mucho de todo y también de nada. Comprendí que vale la pena dejarlo todo (aunque no es recomendable) por alguien y que decir "el amor de mi vida" no es mero cliché.
Gracias por entenderme incluso cuando ni yo lo lograba, por darme amor, por entregarme el alma en cada beso, en cada caricia. Gracias por disfrutar conmigo hasta la risa más tonta. Gracias por intentar. Gracias por ser tú. Gracias por existir.
Te extrañaré, no voy a mentir, de hecho, ya te extraño, pero confío en que un día, no sé en qué momento ni bajo qué pretexto, nos encontraremos y nos reiremos de todo, me contarás tu vida, te contaré la mía y volveremos a estar cerca, sin importar la forma.
Me faltan muchas cosas por decirte, pero por ahora, creo que ha sido suficiente escribir, ha sido suficiente llorar y suficiente maldecirme. Así, pues, doy por concluído el volumen uno de la carta del después.